El mejor disco de synth pop de todos los tiempos? Sì, y no tengas duda alguna. Podrìa darte muchas razones, tales como la innata capacidad melòdica y compositiva del genio Martin Gore, la invalorable colaboraciòn musical de los ya curtidos Wilder y Fletcher, y la coincidencia del momento preciso para una banda que ya habìa saboreado las mieles del èxito. Y digo esto ùltimo porque Depeche Mode no era ajena al èxito. Para 1989, año en que introdujeron Enjoy the Silence a sus conciertos, y con el single de Personal Jesus sonando en todas las radios, ya la banda tenìa casi 10 años en el circuito y con un repertorio de hits nada desdeñable, donde figuraban Just Can´t Get Enough, Get the Balance Right, People are People, Master and Servant y Never Let Me Down Again. Un año despuès, y con el boom de la mùsica basada en sintetizadores aparentemente terminado, Violator es lanzado. 1990 probarìa ser un año de cierres importantes en el campo musical, y Depeche Mode probarìa ser una de las bandas que mejor supo encapsular las lecciones aprendidas de toda una dècada de reeencauche en la mùsica. MTV seguìa reinando como medio principal de difusiòn de los mejores grupos, pero la dominante superficialidad de muchos de los representantes pop de la època empezaba a ceder terreno hacia propuestas màs serias y el oìdo popular se mostraba accesible. Aquì es donde Violator prueba su importancia. Tù sòlo lanza un nombre: World in my Eyes, Sweetest Perfection, Personal Jesus, Policy of Truth, Waiting for the Night, muchas de las mejores canciones de la banda se encuentran aquì, y casi todas ellas fueron exitosas. Capìtulo aparte para la mayor joya del synth pop, Enjoy the Silence. Sublime y dramàtica como pocas otras canciones, resultan conmovedoras la orquestaciòn de sintetizadores, la sencilla lìnea de bajo y guitarra y, sobre todo, la inconfundible voz de David Gahan. Si existe algùn cantante para DM, ese es David Gahan, y no hubiera podido existir otro. Un tono grave, melancòlico y hasta obsceno, que aquì recita a la perfecciòn 9 piezas de oscuras escenas de intimidad. Este es un disco diseñado para el dance club, o mejor aùn, para el dormitorio. Un disco que define lo que significa la noche, su soledad y sus perversiones. El disco que fijarìa la cumbre para la mùsica electrònica, como documento esencial de toda una era, y que se mantiene igual de vigente luego de casi 20 años.
Veinte años bajo los ecos del silencio Los sintetizadores habían ocupado la primera plana a principios de los 80. La era punk permitió una experimentación que, tras el apogeo del virtuosismo progresivo de la década de los 70, se antojaba como algo imposible. La ampulosidad electrónica de Cabaret Voltaire resultaba excesivamente compleja. Otras bandas optaron por hacer canciones pop dictadas por máquinas. Fueron próceres del movimiento de los nuevos románticos pero, en muchos de los casos, su actividad quedo resumida en un puñado de hits.
Depeche Mode comprendió perfectamente el funcionamiento de las nuevas reglas. Desde su primer trabajo, “Speak & Spell”, ocuparon su sitio en la cabecera de la vanguardia. Pero tuvieron algo más. La bisoñez de su disco debut fue poco a poco eliminada, maduraron su sonido y sus melodías dejaron de correr el riesgo de transformarse en algo fungible.
Tras buenos largos como “Some great reward”, se habían convertido en una banda respetada y venerada. Pero lo mejor estaba aún por llegar. El preludio fueron dos singles exentos de cualquier ápice de modestia: “Personal Jesus” y “Enjoy the Silence”. Las expectativas provocaron que lo que iba a ser una minoritaria presentación del disco en Los Ángeles convocara a 30.000 personas. La nueva obra del cuarteto de Basildon se titulaba “Violator”.
Resulta curioso que, tratándose de algo tan alejado de la simbiosis de Depeche Mode como un riff de guitarra, “Personal Jesus” se convirtiera en el sencillo mas vendido de Warner Bros. hasta la fecha. El productor Mark Ellis, más conocido como Flood , había trabajado con U2 y Nick Cave y dotó a Violator de una atmósfera mas intimista que su épico predecesor, “Music for the Masses”. Un terreno idóneo para que la voz de Dave Gahan pronunciase las diatribas de Martin Gore sobre la culpa, la religión o el amor.
El disco iba mucho más allá de sus inmanentes hits. Desde el desesperado viaje propuesto en “World in my eyes” al interludio meditativo que seguía a “Enjoy the Silence”, o la explícita incriminación de “Policy of Truth”, cada canción ocupaba su lugar exacto dentro del puzzle que resumía la transformación de los británicos. Estaban por encima de cualquier etiqueta o calificativo. “Just can´t get enough” era tan solo un amable recuerdo de tiempos pretéritos. Depeche Mode consolidó la posición que mantendría hasta la actualidad. Dos décadas después, el silencio continúa amplificando su sonido.(Fuente:Universos Fugaces)
GRACIAS KATYA FUE EL PRIMER VINILO QUE ME REGALASTE HACE YA 20 AÑOS
Depeche Mode - All That’s Mine - (Izu Remix)
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